Los trabajadores suspendieron todos los viajes programados para la jornada, a la espera de que les aumenten los sueldos y mejoren las condiciones de trabajo.
Un grupo de choferes del Plan de Inclusión Social se plantó en la puerta del edificio del Ministerio de Desarrollo Social y se negó a salir a un viaje a Salta que había sido programado por parte de la Secretaría de Deportes.
La medida se tomó el jueves a la mañana e incluyó el cierre de los portones del predio de la ex Colonia Hogar y una serie de reuniones entre los trabajadores, que derivaron en el pedido –sostenido en el tiempo- de aumentos salariales y pase al plantel de contratados, entre otros.
Los protestantes son parte del Plan de Inclusión Social que, según dijeron, realizan trabajos con carga horaria y de responsabilidad similar a los choferes de larga distancia, aunque con remuneraciones sensiblemente inferiores. “Como mínimo, queremos ganar como ellos”, sostuvieron.
Enterado de la situación, el ministro de desarrollo social, Gustavo Bertolini, convocó a los trabajadores a una reunión para las diez de la mañana, pero los choferes tenían sus dudas de asistir: consideran que es una maniobra del funcionario para que destraben las puertas y levanten las protestas.
La medida de fuerza incluye la suspensión de entrega de mercaderías a los comedores sociales en toda la provincia y la paralización de todos los viajes que día a día hacen los choferes en los vehículos oficiales. “Nos pagan 2900 pesos de viáticos y no nos dan nada de vianda”, dijeron los conductrores.
Las damnificadas centrales de la protesta –en el medio del desinterés del Gobierno, las promesas incumplidas y la medida sorpresiva- fueron las integrantes de un equipo femenino de voley que tenía que viajar a Salta a competir en un torneo nacional.