También se apartó el único cardiólogo activo que tenía la institución. La situación desborda el escenario, que ya evidenciaba serias complicaciones. No hay ninguna medida concreta para paliar las dificultades.
Lo que ocurre con la salud pública en la provincia no tiene precedentes. En todo el territorio puntano se advierten serias falencias en la atención de los nosocomios, con errores de diagnósticos, falta de insumos y fuga de profesionales. Esta vez, las problemáticas se registraron en la Maternidad Provincial “Dra. Teresita Baigorria”, donde en los últimos días renunciaron dos ginecólogos.
De acuerdo a lo que apuntó una fuente del área sanitaria, también se apartó el único cardiólogo activo que tenía la institución. Como si fuera poco, no hay recursos para hacer valoraciones pre quirúrgicas. El establecimiento que recibe a las futuras mamás de todo San Luis y donde se les dan las primeras atenciones a los recién nacidos, está en medio de una fuerte crisis que parece no tener vuelta atrás.
Las profundas medidas de ajuste que viene sufriendo el sistema de salud, han generado un escenario particular en la Maternidad. Hasta los inicios de febrero, solo quedaban 7 de 11 ginecólogos. El número sigue mermando, complicando a la eficiencia del servicio médico.
Despidos, cesación de contratos y renuncias voluntarias, han empañado con un manto agrio a una institución que fue icono de vanguardia. La irrupción de las medidas recientes se vio agravada por una recomposición salarial insulsa. El equipo que trabaja en el lugar está cansado de los destratos y de los haberes licuados. No faltan las persecuciones. Y en medio del panorama, la sensación es que a las autoridades no les importa lo que ocurre.
Por la fuga de profesionales, hay servicios que se han visto seriamente afectados y otros que están en alerta, como el área de cirugías programadas y neonatología.
Recientemente, sobre los primeros días de febrero, la ministra de Salud, Teresa Nigra, se presentó en la Maternidad, en lo que fue una brevísima visita. Mantuvo una reunión con los responsables del centro médico y luego se juntó con el grupo de ginecólogos.
Apenas escuchó los problemas de recursos humanos. Pero nada de lo que hizo aportó algún tipo de acción eficiente. Solo atinó a manifestar que los números que maneja el Gobierno están distantes de lo que pretenden los profesionales. Hay dos opciones, o las autoridades viven una irrealidad, un mundo de fantasía, o están literalmente dispuestos a arremeter contra la salud pública.
Según fuentes del sector, para diciembre del 2023 el plantel de profesionales ascendía a más de 28 personas. Para el arranque de febrero del 2025 quedaban 21 (sin contar las nuevas renuncias). Dentro de este número, están los que no hacen guardia por lo que habría dificultades para armar los equipos para cubrir este servicio. Otro dato que alarma es que en marzo, la Maternidad se quedaría sin equipo para operaciones oncológicas.
En definitiva, la realidad es que el establecimiento ha sido absolutamente desmantelado, bajo impericias y acciones de motosierra, todo ante la mirada omisa de las autoridades. En medio, los ciudadanos son seriamente perjudicados y olvidados. Por ahora no hay luz al final del túnel.
