Un trabajo reciente planteó que pequeñas ráfagas de entrenamiento pueden preservar la densidad ósea en los adultos mayores. Cuáles son los beneficios
(Ernie Mundell – HealthDay News) – Ejercer un poco de presión sobre los huesos durante el ejercicio o las actividades diarias podría dar sus frutos en unos huesos más fuertes a medida que se envejece, sugiere una investigación reciente. El estudio se centró en una parte crucial de la anatomía de la articulación de la cadera llamada cuello femoral.
Investigadores finlandeses encontraron que las personas mayoritariamente sedentarias de 70 a 85 años mantuvieron o ganaron fuerza ósea en el cuello femoral después de un programa de ejercicio de un año.
La clave fue la intensidad y el “impacto” de la actividad física. Por ejemplo, las personas que corrieron o caminaron a paso ligero se beneficiaron mucho más que las que caminaron a un ritmo normal. Incluso a los 70 y 80 años, añadir este tipo de actividad a la rutina diaria es fácil, dijo el coautor del estudio, Tuuli Suominen.
“Es posible incorporar más actividad de alta intensidad en su vida cotidiana en pequeños episodios, como caminatas rápidas y subir escaleras”, dijo Suominen, investigador postdoctoral de la Universidad de Jyväskylä en Finlandia. “Los impactos similares a los de los saltos también se pueden lograr sin el salto real levantándose primero de puntillas y luego dejándose caer sobre los talones”.
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A medida que la actividad física tiende a disminuir con la edad, también lo hace la densidad y la integridad óseas. ¿Se puede detener o ralentizar ese deterioro? Para averiguarlo, los investigadores hicieron que 299 hombres y mujeres, en gran parte sedentarios, de 70 años o más, participaran en un programa de un año de duración centrado en el entrenamiento de la fuerza muscular, la resistencia, el equilibrio y la flexibilidad.
“Una mayor actividad física diaria de intensidad moderada y alta se relacionó con un menor declive en la densidad mineral ósea” en el cuello femoral, reportó el equipo en la edición de enero de la revista Bone.
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“Incluso breves ráfagas de actividad pueden ser significativas para el esqueleto, así que también observamos el movimiento en términos de la cantidad y la intensidad de los impactos individuales”, explicó en un comunicado de prensa de la universidad la coautora del estudio, Tiina Savikangas .
Más información. Obtén más información sobre los vínculos entre el ejercicio y la salud ósea en el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel.
FUENTE: Universidad de Jyväskylä, comunicado de prensa, 15 de enero de 2024; Hueso Enero 2024
* Ernie Mundell. HealthDay Reporters ©The New York Times 2023