Un sector del partido acusó a la conducción de mantenerse en a la cabeza sin la legitimidad necesaria y señaló que la UCR “está acéfala”. Pero lo más grave fue la acusación a Juan Álvarez Pinto de entregar las banderas centenarias a la sumisión del gobernador Claudio Poggi.
La convención provincial de la Unión Cívica Radical acentuó una interna en el partido, que nota su resquebrajamiento en San Luis posiblemente desde el momento en que un sector decidió acompañar la candidatura a gobernador de Claudio Poggi, en 2023. “Identidad radical”, un segmento de los más combativo del partido, dijo que la reunión se llevó a cabo “bajo notables irregularidades administrativas, desmanejos políticos, autoritarismo partidario y un desprecio total por la democracia y sus afiliados”.
La cruda descripción corresponde a la reunión que se realizó en la sede partidaria el Día de los Enamorados y que fue presidida por Juan Álvarez Pinto, líder de la UCR y también ministro de Turismo y Cultura del gobierno provincial. Los integrantes del “Identidad radical” denunciaron además que el partido está “acéfalo”.
“Rige los destinos de nuestro partido una conducción que tiene su mandato vencido”, continuaron las críticas del sector cuyos referentes son dirigentes históricos del radicalismo provincial como Fidel Haddad y Daniel Mariani. Esa parte indicó que la conducción de Álvarez se tomó la atribución de prorrogar su mandato por seis meses sin la autorización de los correligionarios.
Indicaron los dirigentes que esa acción autoritaria del intendente merlino –en uso de licencia para ser parte del Ejecutivo provincial- tiene el único fin de asegurarle “a su conductor, Claudio Poggi, las exigencias y la sumisión”. El comunicado coloca a al actual gobernador y a Alberto y Adolfo Rodríguez Saá como “los eternos adversarios políticos de nuestro partido”.
La UCR “sigue conducida por y para unos pocos”, continuó “Identidad radical”, que señaló que las nuevas autoridades del radicalismo debieron asumir en diciembre pasado. “Todas estas formas antidemocráticas, inconsultas, ilegales de conducir no son casualidad, no son errores de incompetentes, son el producto de haber sometido al partido a los intereses personales de una acotada dirigencia que vendió por un puñado de cargos la soberaranía política de la UCR”, dice el durísimo comunicado hecho tras la convención.
Por el contrario, una breve expresión emitida en las redes sociales oficiales del partido radical en San Luis definió a la convención como “una jornada clave donde reafirmamos nuestro compromiso con los valores democráticos y el futuro de nuestra provincia”. Casi como una respuesta a sus contrincantes internos, el comunicado termina con una afirmación que tiene un destinatario directo: “Seguimos trabajando por un radicalismo fuerte y unido”.
En clara disidencia con la conducción de Álvarez, “Identidad radical” dijo que no formará parte de lo que llamaron “una maniobra política que dejó a nuestro partido con la peor representatividad tanto legislativa como ejecutiva, desde el retorno de la democracia”.
Finalmente, la porción radical disidente convocó a los afiliados alejados, “expulsados o desilusionados” , a unir fuerzas para recuperar la democracia, la participación, la horizontalidad, el federalismo y la pertenencia del partido. “La historia de la UCR es demasiado grande, al igual que la mayoría histórica de dirigentes, que se entregaron bajo la bandera de la democracia, la honestidad y el trabajo por los más desposeídos, para que un grupo sin doctrina, sin valores y sin principios, hagan desaparecer nuestro centenario partido”.
El Día de los Enamorados, que los menos románticos prefieren celebrar como el día del amor y la amistad, no tuvo su efecto en la siempre sensible fibra radical puntana.