Este lunes por la mañana, en el Centro de Actividades Hípicas de Terrazas del Portezuelo y en el Centro de La Pedrera, personas con discapacidad iniciaron un ciclo colmado de alegría y energía.
Este lunes por la mañana, el equipo interdisciplinario del Centro de Actividades Hípicas de Terrazas del Portezuelo y del Centro de Equinoterapia de La Pedrera, en San Luis y Villa Mercedes, les dieron la bienvenida a los primeros alumnos que formarán parte del nuevo ciclo de actividades de este 2025. Compuesto por profesionales en el área ecuestre, de salud y educación, la recepción tuvo la calidez que caracteriza a esos maravillosos espacios terapéuticos.
Argentina, Gigi y Blanquita, los caballos que acompañan el proceso como coterapeutas, tuvieron una mañana llena de cariño y diversión gracias a los niños que comenzaron su jornada. Un total de 16 personas forman parte del centro, trabajando juntos para promover un entorno seguro y enriquecedor, donde los más pequeños, quienes son los verdaderos protagonistas, puedan desarrollarse plenamente.
La primera semana de actividades está dedicada a la vinculación y adaptación, tanto al espacio como a los caballos y profesionales, permitiendo que los niños se familiaricen con todo lo nuevo. A medida que avancen las semanas, se trabajará en los diferentes objetivos, establecidos de manera personalizada para cada uno.
El tratamiento está abierto para niños desde los dos años, sin límite de edad, ofreciendo un espacio inclusivo de calidad y gratuito para todos. Este año se ha incrementado el cupo de inscripción a 150 alumnos en San Luis, distribuidos en turnos mañana y tarde, mientras que en Villa Mercedes, son 75 los que forman parte del turno mañana.
Los pequeños jinetes y amazonas no solo participaron en actividades de monta con los caballos, sino que también disfrutaron de sesiones en la sala de contención, donde realizaron juegos educativos que favorecen su desarrollo integral.
Mía, una niña de 6 años, se encuentra en su segundo año de terapia. Tras una jornada de vinculación, compartió tiempo en la sala de contención, jugando con cubos apilables y de encastres. Tiene diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA) y trastorno específico del lenguaje. Su mamá, Marta, compartió emocionada que, gracias a la equinoterapia, su hija ha superado el miedo a los animales y hoy se relaciona con ellos de manera natural.
Ian, otro pequeño de 6 años que también forma parte del grupo de niños con diagnóstico de TEA, se subió al caballo sin ningún problema, realizando un recorrido montado a Argentina. Una vez finalizada su terapia, ayudó a los profesionales a retirar las riendas y la montura y, con una gran sonrisa, compartió una zanahoria con su amiga de cuatro patas. Ian lleva tres años asistiendo al centro y además participa en otras terapias con profesionales especializados, como fonoaudiólogos. Su mamá expresó que ha notado grandes avances en su forma de comunicarse. “Antes solo señalaba lo que quería, pero poco a poco ha comenzado a expresarse de manera más clara y confiada”, comentó.
Valeria Piffaretti, encargada de coordinar el centro, expresó con gran entusiasmo: “Estamos muy felices de comenzar este 2025 en este espacio tan significativo, donde compartimos experiencias y vivencias. Apostamos cada año por sumar más profesionales y familias a este tratamiento tan beneficioso para el desarrollo y bienestar de las personas con discapacidad”.
Este año marca, una vez más, el comienzo de un camino lleno de esperanza, transformación y logros. Cada historia de los niños y sus familias es un reflejo del impacto positivo que la equinoterapia tiene en su desarrollo emocional y físico. Es un nuevo ciclo, lleno de nuevos comienzos y grandes conquistas para todos.
